La economía local hace referencia al esfuerzo colaborativo para construir economías basadas en productos de la localidad, comarca o región. En el ámbito de la alimentación, se refiere a la producción, procesamiento, distribución y consumo integrados para mejorar la economía, medio ambiente, salud y relaciones sociales de un lugar en particular.
Esto es precisamente lo que promueve la iniciativa La Colmena que dice Sí: que conectes con tus vecinos para comprar productos de calidad directamente a los productores y elaboradores locales. En España hay más de 20 Colmenas abiertas, y en Europa más de 800. Puedes hacer el pedido online, es decir, comprar lo que quieras cuando quieras: fruta, verdura, pan, queso carne, cerveza… Y si quieres conocer a los productores, la Colmena se reúne en el mismo sitio cada semana, por lo que puedes acercarte a la que tengas más cerca.
Una buena forma de colaborar con esta iniciativa es a través de artículos promocionales para difundir el mensaje que se quiere transmitir con mayor envergadura. Bananaprint colaboró con el proyecto donando 50 bolsas personalizadas de plástico biodegradable con el logotipo de La Colmena Mandarina, de origen alicantino, para que los clientes del proyecto puedan transportar su compra. Las bolsas publicitarias también se pueden aprovechar para otros usos, como ir a la playa o a la piscina. Son de color verde y tienen un botón de cierre para llevar lo que se quiera con comodidad y tranquilidad. El logotipo de la Colmena Mandarina se estampó en color amarillo para que destacara sobre el fondo verde. A través de estas bolsas publicitarias, los participantes que colaboren con el proyecto podrán divulgar mejor el propósito de La Colmena Mandarina.
Ventajas de la economía local para los clientes
Comer mejor: encontrarás los mejores alimentos locales de cada temporada: frescos, saludables y de producción sostenible y artesanal, sin químicos ni aditivos. Comer de esta forma reduce emisiones de gases contaminantes. La comida local sabe mejor y es variada, además los alimentos tardan más en estropearse.
Comer justo: si apoyas la agricultura de tu localidad, permites que los productores y elaboradores fijen libremente sus precios y reciban una remuneración justa que les permita desarrollar su actividad. Pero no sólo eso, sino que gracias a esto apoyas el mercado de agricultores, reduces el embalaje (reutilización de bolsas, cajas, etc.), conoces de dónde vienen tus alimentos, impides oligopolios, apoyas el desarrollo sostenible, reduces los desperdicios, conservas el paisaje y la biodiversidad local, compras la cantidad de alimentos que necesitas realmente y favoreces la gastronomía local como activo cultural, entre otras cosas.
Comer barato: la compra directa ofrece una buena relación calidad-precio. Compras alimentos de calidad, producidos con respeto y artesanalmente y a pequeña escala a un precio digno para el productor y justo para el consumidor.
¿Qué podemos hacer para fomentar el consumo local?
Lo principal es generar conciencia entre los consumidores y comerciantes de los beneficios que significa el consumo local: promover la disminución de costos en la producción local y mejorar los canales de comercialización de los productos locales.
Lo que no se conoce no se puede difundir, por lo que es necesario un aumento de la cultura colectiva para que las personas sepan más acerca de este modo de consumo. En los medios de comunicación sólo se les da voz a las grandes multinacionales y al consumo convencional, pero seguro que mucha gente se sumaría al consumo local si supieran cómo acceder a él y se dieran facilidades para ponerlo en práctica.
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